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martes, 27 de septiembre de 2011

Juán Gervas, médico rural.

Juán Gervas se define como médico rural, pero no es un médico cualquiera, es el médico que todos quisiéramos tener. Vean el video y luego expondré su biografía y un documento de su redacción muy comprometedor sobre la gripe A, esa pandemia peligrosísima, o bueno, eso decían...
Esta entrevista es otra joya, me recuerda la entrevista a Máximo Sandín en la crítica que hace a las instituciones, en este caso médicas de como por ejemplo actúan los visitadores médicos, el trato personalizado a los enfermos, morir con dignidad y diversos temas, adjunto el video de una entrevista titulada "No hay enfermedades, sino enfermos" muy esclarecedora.


A continuación dejo el enlace a la wikipedia de su biografía
http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_G%C3%A9rvas

El documento que anteriormente mencioné lo expongo a continuación:

EL FIN DE LA PANDEMIA DE GRIPE A
DEL ERRAR AL OLVIDAR, UNA POLÍTICA IMPRUDENTE QUE NO
PUEDE QUEDAR IMPUNE.


Juan Gérvas, médico general, Equipo CESCA, Madrid (España)
jgervasc@meditex.es   www.equipocesca.org
La   Organización   Mundial   de   la   Salud   (OMS)   ha   declarado   el   fin   de   la
pandemia   de   gripe   A   en   agosto   de   2010
3
.   Ni   en   el   propio   texto   de   la
declaración ni en ninguno de los anexos se hace un análisis de la respuesta
a la pandemia. Sin más, se da por finalizado un periodo de alarma mundial
que empezó en abril de 2009. Se deduce, pues, que todo lo hecho ha sido
correcto.
Peor, se atribuye a la simple buena suerte (“pura cuestión de buena suerte”
consta literalmente) el buen resultado en salud de la pandemia. En la misma

línea   se   han   expresado   el   Ministerio   y   las   Consejerías   de   Sanidad   en
España. “Volvería a hacer lo mismo” es la consigna. Y en la declaración de
fin de pandemia de la OMS se insiste directa y/o indirectamente en la bondad
de la vacuna y de los antivirales y de nuevo se vuelve a amedrentar  con
brotes de virulencia inusuales e impredecibles, con mutaciones víricas y con
muertes   de   jóvenes   y   por   neumonía   vírica.   Para   colmo,   se   rebaja   el
porcentaje de población mundial naturalmente inmunizado contra la gripe A
tras  el contacto con el virus  durante la pandemia (puede llegar  a ser  del
60%), y no se comenta que esa inmunidad natural persiste más de 50 años
contra la breve inmunidad que provoca la vacuna (de un año, aunque a este
respecto se sabe poco).
Las autoridades mundiales y españolas tienen dos ejemplos prácticos que
ponen en cuestión su estrategia:
•1/ el de Polonia, con su política de no vacunación, que al final se ha saldado
con 181 muertos en una población de 39 millones (por contraste, con una
política de activa vacunación, España tuvo 271 muertos para una población
de 47 millones) y
•2/ el de los médicos del mundo entero y en especial el de los españoles que
se   opusieron   con   éxito   a   las   prácticas   sin   fundamento   científico   que
1 Se denomina gripe A o gripe H1N1 a la gripe que se nombró inicialmente como gripe mejicana, y
posteriormente   como   gripe   porcina   (en   inglés  swine   flu),   causada   por   el   virus   gripal
A/California/7/2009/H1N1.
2 Este texto se puede difundir sin permiso, con tal de mantenerlo íntegro.
3 La declaración se puede leer (también en español) en
http://www.who.int/csr/disease/swineflu/en/index.htmlpretendían   implantar   las   autoridades   y   evitaron   la   alarma   y   el   uso
indiscriminado de antivirales y de la vacuna.
¿Por qué no actúan con ciencia y conciencia las autoridades? ¿Por qué no
mejoran sus decisiones? ¿Por qué no analizan aciertos y equivocaciones?
La falta de análisis de la respuesta a la crisis y el cerrar en falso un error
mundial monumental, analizado a fondo por el Consejo de Europa, sugieren
que hubo malicia sanitaria (medias verdades con intereses variados).
Parece   que   las   autoridades   mundiales   y   españolas   se   equivocaron   con
malicia y pretenden la impunidad científica, política y penal.
Se   equivocaron   con   malicia   pues   en   julio   de   2009   ya   se   sabía   que   la
pandemia sólo lo era por la expansión mundial y no por su gravedad, pues la
mortalidad era diez veces menor que la de gripe estacional habitual.
Se   equivocaron   con   malicia   pues   activaron   planes   de   contingencia   que
correspondían a los de una gripe tipo la de 1918 (“española”, gran expansión,
gran virulencia) y no corrigieron cuando fue evidente que la gripe A era banal
(en julio de 2009).
Se equivocaron con malicia pues utilizaron “el principio de precaución” para
justificar  medidas imprudentes y decisiones excesivas y no justificadas, de
alarma   de   la   población   y   de   empleo   ingente   de   recursos   humanos,
farmacológicos, de higiene y otros. De hecho gran parte del gasto inútil no se
debe a los medicamentos (coste y conservación de antivirales y vacunas)
sino a las bajas laborales innecesarias. Por ejemplo, en Madrid al comienzo
del curso, septiembre de 2009, se recomendó por  las autoridades la baja
“preventiva” a todas las maestras embarazadas.
Se   equivocaron   con   malicia   alimentando   el   terror   de   la   población   a   las
muertes y neumonías víricas por gripe, especialmente de las embarazadas y
de los jóvenes. Las predicciones hablaban de miles de muertos y de decenas
de miles de ingresados en las unidades de cuidados intensivos.
La respuesta dio “negocio” a muy variados interesados, desde los medios de
comunicación a los vendedores de jabón, sin olvidar el beneficio político que
obtuvieron   las   propias   autoridades  “luchando”   contra   una   plaga   bíblica   y
apostando por “caballo ganador” (no había dudas de la escasa gravedad de
la pandemia).Los daños de tal imprudencia son muchos, y entre ellos:
•1/ El descrédito de las autoridades sanitarias mundiales y españolas. Para
vivir   en   sociedad   es   imprescindible   la   confianza,   y   esa   se   ha   perdido
respecto a las autoridades sanitarias. Si hicieron lo que han hecho, y si no
analizan errores y aciertos sólo cabe temer lo que harán en el futuro.
•2/ El  impacto  negativo  en  salud, que  va  desde  el  aborto  voluntario  por
“espanto” (de embarazadas temerosas de las complicaciones anunciadas) a
los   errores   de   diagnóstico   con   retrasos   de   tratamiento   (por   ejemplo,   de
meningitis etiquetadas como gripe A), más el abuso de antibióticos (con las
resistencias   bacterianas   correspondientes),   los   efectos   adversos   de
medicamentos innecesarios y/o inútiles (antivirales y vacunas), etc.
•3/ El despilfarro de miles de millones de euros (y dólares) en un momento
de crisis financiera y económica mundial. No es tirar el dinero, es además no
emplearlo en la alternativa más beneficiosa. Buen ejemplo de tirar dinero es
la quema de vacunas inútiles, compradas y no empleadas (en España se
compraron 13 millones y se emplearon sólo tres). Vacunas que costaron siete
euros cada una, diez veces lo que la vacuna antigripal normal. Otro ejemplo,
ya   señalado,   fue   la   extraordinaria   repercusión   laboral   de   la   alarma,   con
gastos incalculables.
•4/ La contribución a transformar en certeza la sospecha de que las grandes
políticas,  incluyendo  las   sanitarias,  se  deciden   fuera   de   los   mecanismos
democráticos. Son los  conflictos  de interés  de asesores  y  decisores  pero
sobre todo las  nebulosas  fuerzas  que logran torcer  los  hechos  científicos
obvios   para   poner   en   marcha   decisiones   políticas   por   encima   de   la
autoridades democráticamente elegidas.
¿Qué cabe hacer? ¿En qué forma podemos aprender  y dar respuesta los
médicos y profesionales de salud, los pacientes y los ciudadanos?
No  estamos  inermes, y  de  hecho  España  ha  sido  un  ejemplo  en  lo  que
respecta a la respuesta prudente de profesionales, pacientes y ciudadanos
ante la irracionalidad de la gestión de la pandemia de gripe A. Habría que:
•1/ Tener en cuenta que las autoridades se pueden equivocar y persistir en el
error. Conviene ser críticos y hacerles llegar las críticas. En último caso hay
que ignorar sus recomendaciones y consejos.
•2/ Utilizar los medios accesibles para elaborar alternativas concretas a las
propuestas irracionales de las autoridades. •3/ Difundir las alternativas tanto por los medios de comunicación habituales
como especialmente por las redes sociales de Internet. Los médicos tienen
especial capacidad de transmitir  mensajes a los  medios de comunicación
mediante sus representes y en la consulta, como se ha demostrado en el
caso concreto de la pandemia de gripe A.
•4/   No   aceptar   las   políticas   ni   las   informaciones   que   amedrentan,   que
infunden   pánico   y   terror   y   que   espantan.   Las   políticas   y   la   información
deberían ser objetivas y positivas, adecuadas a la situación, y cambiantes
según la evolución de los hechos. Por  ejemplo, el “goteo”  de muertes por
gripe A entre mayo y agosto de 2009, descrita y expuesta una a una, fue un
ejercicio obsceno al que habría que oponerse.
•5/ Exigir el análisis científico de la gestión de la crisis de la pandemia de la
gripe A, con publicación y difusión de sus conclusiones.
•6/ Pedir  y  lograr  el  procesamiento  político  y  penal  (en  su  caso)  de  las
autoridades que gestionaron una crisis probablemente con malicia y que no
hacen nada para aprender de sus errores. Errar es humano; persistir en los
errores,   no   analizarlos   y   no   corregir   para   el   futuro   es   inhumano.   No
deberíamos estar inermes ante políticos que yerran, no corrigen y pretenden
que olvidemos.
NOTA CON ALGO DE HISTORIA
Se puede ampliar  la información y obtener  la bibliografía pertinente en la
página www.equipocesca.org en varios textos sobre la gripe A.
A finales de julio y primeros de agosto, en pleno invierno austral,  todos los
países del hemisferio sur coincidían en datos de morbilidad y mortalidad de
la pandemia de gripe A muy por debajo de la gripe estacional de todos los
años. Por ello el firmante pudo publicar y difundir un texto el 10 de agosto de
2009, con datos y con el pronóstico de baja mortalidad y morbilidad, pidiendo
serenidad y tranquilidad. Este texto se publicó en diario El País el día 14 de
agosto
(http://www.elpais.com/articulo/sociedad/gripe/paciencia/tranquilidad/elpepus
oc/20090814elpepusoc_5/Tes) tuvo eco mundial de manera que se tradujo al
francés, inglés, italiano, portugués y ruso y se publicó como tal conjunto a
finales de septiembre por Healthy Skepticism
(http://www.healthyskepticism.org/news/2009/Oct09.php).
El 28 de agosto de 2009 elaboré y difundí un texto en forma de carta abiertaa la Ministra y los Consejeros de Sanidad, para advertirles públicamente de
los errores que estaban cometiendo. Al cabo de un mes dio acuse de recibo
la Ministra. El texto tuvo eco en toda España.
A la actitud de tranquilidad y calma se sumó la Organización Médica Colegial
desde mediados de agosto de 2009. Y a primeros de septiembre un grupo
que   llegó   a   ser   de   200  blogs  y   bitácoras   del   movimiento
http://gripeycalma.wordpress.com/ . A la llamada a la calma se unió también
la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS)
y posteriormente la Asociación Española de Pediatría (AEP) y la Sociedad
Española de Medicina de Familia (SEMFYC)  (http://www.cmaj.ca/cgi/eletters/
181/6­7/E102#184176).
En España los meses de mayo a agosto de 2009 fueron de alarma increíble,
con   gran   eco   en   los   medios   de   comunicación   y   una   política   de
“transparencia” que en la práctica suponía el análisis y difusión de datos de
vida y muerte de cada caso por gripe A.
Las   diferencias   entre   los   pronósticos   y   la   realidad   fueron   abismales   en
mortalidad; por  ejemplo, en  Nueva  Zelanda  de  18.000  muertos  previstos
contra 17 fallecimientos en la realidad.
Las  diferencias  también  fueron  abismales  en  morbilidad.  Por  ejemplo, se
calcularon   entre   400   y   40.000   ingresos   de   UCI   (Unidad   de   Cuidados
Intensivos) en Australia y Nueva Zelanda, con entre 106 y 28.000 pacientes
que precisarían respiración mecánica, lo cual sobrepasaría las posibilidades
del   sistema   sanitario.   En   la   realidad   fueron   respectivamente   722   y   456,
fácilmente manejables por el sistema sanitario. De nuevo en España también
se llevó a cabo una política de “transparencia” con análisis caso a caso de
los pacientes ingresados en las UCI, con enorme alarma sobre una “nueva”
neumonía,   y   con   un   análisis   similarmente   equivocado   con   cálculos   de
ingresos en UCI entre 7.200 y 21.600 ; tras la pandemia se puede afirmar que
todo quedó en nada y no se colapsó ninguna urgencia ni UCI, con un total de
ingresos por gripe de menos de mil pacientes.
La  afectación   de   más   jóvenes   y  más  embarazadas   sólo  es  cierta   en   lo
proporcional, pues con la gripe A los ancianos tienen menos morbilidad y
mortalidad, por las defensas que conservan frente a este virus, que circuló
hasta 1957.
Pero en cifras absolutas la mortalidad ha sido menor que nunca.La vacuna contra la gripe estacional de 2009 fue inútil en los países del
hemisferio sur y norte (el nuevo virus A desplazó por completo a todos los
demás).   Cuando   se   hizo   campaña   para   esta   vacuna   estacional   en   el
hemisferio norte, en septiembre de 2009, las autoridades ya sabían que sólo
circulaba el virus de la gripe A por lo que la vacuna antigripal estacional era
absurda (además de inútil).
Sabemos que la vacuna contra la gripe estacional tiene baja efectividad, que
sólo es útil en el tercio de los pacientes, y que es por completo inútil en los
niños menores de dos años.  También sabemos que nunca se han hecho
estudios a fondo sobre la duración de las defensas que generan las vacunas
contra la gripe, ni sobre las ventajas e inconvenientes a largo plazo. Además,
sabemos que el virus de la gripe A puede provocar por sí mismo respuestas
inmunitarias que duran más de 50 años. Por todo ello parecía razonable no
vacunar   contra   la   gripe   A.   Los   países   del   hemisferio   sur   tuvieron   baja
morbilidad y mortalidad por la pandemia sin vacunar a su población contra la
gripe A, como Polonia.
Sabemos que los antivirales tenían escasa o nula eficacia en la prevención y
el tratamiento de la gripe estacional y que tienen efectos adversos graves.
La  Organización  Mundial  de  la  Salud  (OMS)  persistió  en  su  mensaje  de
alarma, incluso hasta final del año 2009. Pero su crédito era nulo, después
del gravísimo error respecto a la gripe aviar, en el año 2005, donde llegó a
pronosticar hasta 150 millones de muertos contra un total de 262 personas
fallecidas en todo el mundo. Esta alarma conllevó la preparación de planes
de respuesta (“contingencia”) extraordinariamente agresivos y dejó a todos
los países con la sensación de que llegaría tarde o temprano la pandemia de
gripe como una peste. La pandemia llegó, pero de una levedad mayúscula, y
se   le   respondió   con   los   planes   de   2005,   actualizados   con   números
igualmente increíbles.
Sin embargo la población europea (y española)  entendió perfectamente la
situación   y   rechazó  la  vacunación   y  el  comportamiento   sugerido   de  alta
alarma. Pese a la baja tasa de vacunación contra la gripe A en Europa, la
morbilidad   y   mortalidad   ha   sido   menor   que   en   una   epidemia   de   gripe
estacional.
No conocemos las condiciones del contrato con las industrias para la vacuna
contra la gripe A, pero deben ser tan extrañas que la Ministra de Sanidad de
Polonia se negó a su firma y  a su compra por  consejo de sus  asesores
legales.En   el   último   trimestre   de   2009   y   en   el   comienzo   de   2010   se   difundió
información  sobre  la  corrupción  en  torno  a  la  respuesta  de  la  OMS a  la
pandemia de gripe A en revistas científicas (Science, British Medical Journal),
la prensa general e incluso el Consejo de Europa
http://www.sciencemag.org/cgi/content/summary/sci;326/5951/350­b
http://www.humanite.fr/Grippe­A­Ils­ont­organise­la­psychose
http://www.bmj.com/cgi/content/extract/340/jan12_2/c201?papetoc
http://www.bmj.com/cgi/content/extract/340/jan12_2/c198?papetoc
Se  acusa  a  la  OMS y  a  sus  asesores  de  colusión  de  intereses  con  las
industrias.
Es sorprendente, cuando menos, que Julie Gerberding, la Directora de 2002
a 2009 de los  Centers for  Disease Control and Prevention  (CDC, agencia
oficial de EEUU que determina el uso de vacunas y otros tratamientos en
epidemias y demás) pase en enero de 2010 a Presidente de la Sección de
Vacunas de Merck (industria farmacéutica).

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